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20 julio, 2020

¿Hasta cuándo y para qué?

De un tiempo a este parte se viene prescindiendo de los hechos, de lo fáctico cuando de temas de género se trata. Y su lugar lo ha pasado a ocupar la subjetividad de la mujer pues es a ellas a quienes por un lado se ha convertido en fuentes directas de verdad, bastando su testimonio en infinidad de casos, tenga esto efectos jurídicos o no.

Se admite como bueno el dato de la percepción que las mujeres tienen sobre su propia salud, aún cuando y por comparación con el hombre, los datos objetivos les sean mucho más favorables, se admite como prueba en juicio si el demandado no presenta hechos contrastados que lo desmientan y ahora se admite también para situaciones como la protagonizada en un juicio contra Echenique quien llamó violador a un varón asesinado por su mujer sin que éste le hubiera tocado un pelo, bastando sin embargo con que ella tuviese esa percepción.

El desequilibrio que esto provoca en cuanto a igualdad jurídica e igualdad a secas es de tal magnitud que solo me parece comparable a lo que sucedía en el Antigua Régimen cuando las cosas eran juzgadas según el Estamento al que pertenecieses y el resultado siempre era favorable a la casta dominante.


17 julio, 2020

Ahora es contra Steve Pinker


En una página que sigo de aprendizaje de inglés: canguroenglish, se cuenta una historia para extraer una metáfora sobre el comportamiento de los humanos. La historia va de una mujer que en la noche se cruza con un hombre que parece estar buscando algo debajo de una farola, la mujer le pregunta que busca y este le dice que sus llaves del coche que las perdió en el parque, la mujer asombrada le pregunta que si las perdió en el parque por qué las busca allí debajo de una farola tan alejada del sitio y el hombre le responde que debajo de la farola es más fácil mirar porque está iluminado. La metáfora sirve para indicar cómo los humanos muchas veces por no adentrarnos en la oscuridad nos contentamos con buscar donde hay luz aunque evidentemente ahí no pueda estar lo que buscamos.

Algo parecido está sucediendo en nuestros tiempos con los temas de género que siempre quedan solapados por algo que se interpone y jamás llegamos a ellos prefiriendo hablar de: racismo, de “cancel cultura”, de neomarxismo y posmodernismo, de censura e inquisición en la universidad, etc. aun cuando los temas de género  están íntimamente conectados con todas esas cosas y quizás esa conexión sea la más potente de todas ellas. Ahora le ha tocado la censura a Steve Pinker por unos tweets que hablan de “delincuencia urbana” y “violencia urbana” expresiones utilizadas por otros autores sin que los compañeros de quienes las usan hayan pedido la exclusión de ninguna Sociedad, como han hecho con él los de la Sociedad lingüística norteamericana.

Porque lo que en el fondo late no son las expresiones de Pinker en esos tweets sino sus documentadas y en su momento rompedoras posiciones  en relación con la naturaleza humana en el sentido de que los rasgos psicológicos y la inteligencia son hasta cierto punto hereditarios, confrontando así con todas las corrientes, en particular el feminismo que niegan tal cosa por atribuir todos esos rasgos a razones meramente culturales. Aunque ahora mismo y paradójicamente por estas latitudes muchas feministas  parezcan haber descubierto el peso de la biología en el hecho de ser hombre o mujer y confronten con la teoría queer  y su tabla rasa, por cuanto se han dado cuenta que de otro modo todos tendrían acceso a las ventajas de las que actualmente solo las mujeres disfrutan en el mundo occidental.



08 julio, 2020

Izquierda iliberal y censora


Que la actitud de la izquierda parlamentaria se deslizaba hacia el iliberalismo lo vengo denunciando en este blog desde sus inicios. Hace unos años antes de la aparición de Podemos parecía una afirmación exagerada. Parecía una herejía poner en cuestión que no todos estaban dispuestos a aceptar las reglas del juego democrático más consolidadas como la libertad de expresión o el  respeto a las garantías jurídicas derivadas de la presunción de inocencia. Parecían conquistas irreversibles y los retrocesos, salvo hecatombe, estaban descartados.  

Ahora 150 intelectuales americanos han hecho público un manifiesto contra la deriva iliberal y censora de la izquierda https://harpers.org/a-letter-on-justice-and-open-debate/. En el último párrafo dicen:

“Esta atmósfera sofocante dañará en última instancia las causas más vitales de nuestro tiempo. La restricción del debate, ya sea por parte de un gobierno represivo o de una sociedad intolerante, invariablemente perjudica a quienes carecen de poder y hace que todos sean menos capaces de participar democráticamente. La forma de derrotar las malas ideas es mediante la exposición, la discusión y la persuasión, no tratando de silenciarlas o de ocultarlas. Rechazamos cualquier falsa elección entre justicia y libertad, ya que no puede existir la una sin la otra. Como escritores, necesitamos una cultura que nos deje espacio para la experimentación, la toma de riesgos e incluso los errores. Necesitamos preservar la posibilidad de desacuerdos de buena fe sin consecuencias profesionales nefastas. Si no defendemos aquello de lo que depende nuestro trabajo, no deberíamos esperar que el público o el estado lo defiendan por nosotros.”

Todo de una inmensa actualidad en nuestro país donde como no se recuerda en todos los años de nuestra democracia se ha desatado desde la vicepresidencia del Gobierno un ataque a los medios de comunicación que no le son afines que asombrosamente no está teniendo la respuesta que se merece. Pero también digo que todo esto que nos está pasando no ha nacido ayer, fueron muchas las ocasiones en que se ha renunciado por parte de esta izquierda al  debate de ideas y la persuasión  optando por la imposición pura y dura en toda cuanta ocasión pudieron. Llevamos décadas creando un clima de opinión que excluye el debate y la persuasión, son demasiadas las ocasiones en que manifiestamente se ha buscado la muerte civil de aquel al que se acusaba, demasiadas las ocasiones en que no se reconoce al otro como un igual con el pretexto de que es un fascista o un machista, calificativos con los que se despacha a todo aquel que sencillamente no concuerda con nuestra opinión o nuestro diagnóstico.  

No vamos por buen camino. Debemos repensar en profundidad lo que como sociedad estamos haciendo y este manifiesto nos lo recuerda, aunque para decirlo todo es de lamentar que solo se refiera a los escritores y no al conjunto de los ciudadanos. 



28 marzo, 2020

Las manifestaciones del 8M


Algún día tenía que pasar. El feminismo que lleva tantos años sorteando el debate ideológico con el pretexto de que eso era entrar en el juego patriarcal de la racionalidad, los datos y los hechos, ha terminado sucumbiendo a su propia lógica.

Convencidas de su superioridad moral, que las revestía de un escudo contra todo se han lanzado en tromba a defender las manifestaciones del 8M en un momento en el que ya la OMS había advertido seriamente del peligro de las concentraciones humanas.

Y el resultado no ha podido ser ni más duro ni más doloroso. Las concentraciones se convirtieron en una fuente de incontables contagios y destacadas lideresas de ese movimiento en nuestro país terminaron infectadas.

Por supuesto la izquierda que en todo les sigue el juego se apuntó a su defensa. Ahora lo estamos pagando todos. No, el feminismo no es un escudo contra el virus, no es un escudo contra la racionalidad, los datos y los hechos, el feminismo como cualquier otra ideología está sujeto al contraste de la realidad.

Se habían saltado ese contraste tantas veces, en tantos campos, habían logrado moralizar  todo tanto, habían conseguido tantos éxitos dividiendo a la sociedad en buenas y malos, en víctimas y verdugos, se creían tan henchidas de verdad, de porque yo lo valgo, que nada se les podría resistir, tampoco el virus.

Por supuesto el error fue mayúsculo. Porque yo lo valgo puede servir para una campaña publicitaria, para llenar el ego de quienes lo escuchan, pero no frente al virus, como tampoco debiera valer frente a los hechos y la racionalidad. No hay nada de providencial en el feminismo aunque tantas y tantos se empeñen en creerlo así.

O el feminismo está dispuesto a reconocer que su reino no es de otro mundo, sino de este, como todo lo que conocemos, o está dispuesto a rechazar el burdo adoctrinamiento al estilo Anna Pacheco en la TV,  o seguramente se estrellará más veces contra una realidad que no se atiene a superioridad moral ni porque yo lo valgo.

Confiemos que esta lección sirva para algo y por supuesto tomen buena nota también todos aquellos que hasta el presente decían que si se trataba de feminismo todo les debía estar permitido y cualquier restricción o limitación sería contraproducente, también por supuesto el Gobierno.




09 marzo, 2020

Paremos la estulticia. Sí a la memoria


Otra vez se nos anuncia una ley de educación contra la memorística, ¡y van no sé cuántas! En esta sociedad y en este Estado se ha instalado la práctica de poner en marcha iniciativas sacadas del bolsillo pero que al parecer son buenas porque quien las propone se ha cargado a sí mismo de razones para considerarse pionero y avanzadilla de la sociedad, y apoyado de los suyos, aprueba y pone en marcha procesos y políticas de gasto que jamás serán evaluadas en su corrección o fracaso. Y así, llevamos no sé cuántas reformas educativas que nos anuncian que van a acabar con la memoria y cada una lo hace como si fuera la primera.
Si hubiéramos de juzgar por lo que ha venido sucediendo en nuestra escuela en los últimos 30 años nada tendríamos que celebrar, tampoco la pretensión de acabar con la memoria. Los medios materiales y humanos se han multiplicado varias veces pero los resultados educativos siguen colocándonos al lado de países que gastan muchísimo menos, y tan felices anuncian una nueva reforma educativa elaborada con criterios  posmodernos y se presentan ante la sociedad con cara de saberlo todo y anunciar la buena nueva.
La cuestión es que eso que se nos anuncia es una gran mentira. Los humanos sin memoria no somos nada y pretender que hay una forma de aprender prescindiendo  de la memoria solo revela que quien así se expresa no sabe de  qué está hablando. Y si no que hagan el esfuerzo de pensar en las sociedades de tradición oral o que se lo pregunten a Homero y los griegos clásicos capaces de poner en pie una de las sociedades más civilizadas de todos los tiempos y todo eso cuando el método de grabación y registro estaba constituido por las neuronas y la memoria de la gente.  Del mismo modo que las sociedades construyen sobre lo existente y no parten de cero en cada momento, los humanos construimos sobre lo que hemos memorizado e interiorizado y ese ejercicio no es inútil o absurdo sino la forma de irnos haciendo como personas.

09 agosto, 2018

Lenguaje inclusivo



Padres helicóptero, apisonadora, bocadillo, guardaespaldas… Así son los ‘hiperpadres’


Tengo que reconocer que los temas de género últimamente lo que con más frecuencia me producen es hastío y cansancio, pero también una cierta frustración cuando observo las toneladas de hipocresía y deshonestidad con que se manejan y la ausencia de voces críticas para denunciarlos como se merecen.

Un día te puedes desayunar con tres varones delante de un cartel que dice NOSOTRAS, otro con un “parlamentario” que trata de usar el femenino como genérico y no es capaz, pero sigue adelante porque él no, ya que se traba constantemente, pero la HUMANIDAD sí estuviese dando un paso adelante.

Has oído hasta la saciedad lo del machismo en el lenguaje, y cuan anulador de la figura y la personalidad femeninas es el masculino genérico, también las miles de campañas de denuncia de la invisibilidad de las mujeres llevadas a cabo por el feminismo y la prensa militante. Como sabes de la figura del padre ausente. Mejor, sabes que el padre casi por definición es una figura ausente, cuando no un tirano o un abusador.

Pero hete aquí que leyendo la prensa descubres que el padre está por todas partes y está en exclusiva, por una vez él es el protagonista de la educación de los vástagos con el siguiente titular: “Padres helicóptero, apisonadora, bocadillo, guardaespaldas… Así son los ‘hiperpadres’. Y cuando ya no es posible mentar lo de “machismo del lenguaje” porque en este caso sí parecía perfectamente normalizado el uso y la diferenciación por sexo: el padres y madres, niños y niñas, hijos e hijas, resulta que es ahí, justamente ahí, que se crea un genérico hiperpadres para denunciar las conductas lesivas de padres y madres hacia hijos e hijas. 

Y te preguntas dónde están las del lenguaje inclusivo, las que organizan campañas de denuncia del lenguaje sexista, las que creen que hay que suprimir el masculino genérico para sustituirlo por una abstracción en femenino o el femenino como genérico. Pero al tiempo sabes que este no es un tema cultural, ni de respeto por las personas, sino un espacio más de la batalla por el poder y te das cuenta que lo más probable es que en éste como en tantos otros temas el feminismo una vez explotado lo que en él pueda haber de rentabilidad política lo abandonará a su suerte como viene sucediendo en tantas otras de sus batallas.


18 mayo, 2018

Feminismo y ética


Lo de la ausencia de ética del feminismo señalado aquí apartado 3, Por qué es el paradigma de género el dominante en nuestra sociedad, no es una cuestión circunstancial de un momento o para un ángulo concreto de las relaciones hombre-mujer, sino que constituye una constante y una seña de identidad.

En la entrevista de Cathy Newman a J. Peterson no salía de mi asombro al escuchar la insistencia sobre lo divisivo (divisionista) de tener más seguidores masculinos que femeninos, o el reproche por hablar de las mujeres como colectivo porque suponía una generalización inadmisible, ya que cada mujer habría de ser considerada como un caso singular. Y más todavía lo poco que le importaba a la presentadora que él le recordase que si Youtube era predominantemente masculino, Tumblr era predominantemente femenino. Acusar a otros, desde el feminismo de género, de divisivos o de generalizar en exceso, solo se puede entender como hipocresía o porque se desconoce lo que mejor se practica.

Pero es que tampoco resulta una novedad absoluta ya que como recogía Alain Touraine en su libro: El mundo de las mujeres, las participantes no dudaban en reconocer que “… la seducción es buena cuando es un juego y yo llevo la iniciativa; es odiosa si es el hombre el que intenta seducirme”. (pág. 118) o que “Las mujeres son conscientes de que mantienen una relación privilegiada con los hijos, cuya existencia les confiere un poder al que renunciarían por nada del mundo, aunque los hombres compartieran las tareas de la casa con ellas, incluyendo el cuidado de los niños.” (pág. 139)

Incluso el sarcasmo que supone criticar por machista que hayan sido dos hombres quienes hayan presentado la última Gala de los Goya ocultando que previamente se había ofrecido a tres mujeres hacer la presentación y que estas habían rechazado. Pero, cuántas veces se ofrece un puesto a una mujer, por ejemplo, directora de un diario, ésta lo rechaza pero continúa la matraca del techo de cristal. Por cierto el techo de cristal como la paridad se refiere siempre a unas actividades concretas quedando otras completamente descartadas. Lo de la igualdad y la paridad no es para aplicar de forma universal sino allí donde el feminismo dice que ha de ser y no en ningún otro sitio.

No, la ausencia de ética no es un aspecto circunstancial. La ética de la equidad y la justicia nunca fue el fuerte del feminismo, y la ambivalencia, ampliamente admitida y practicada permite una cosa y su contraria sin contradicción. Ni la discriminación positiva resultó temporal como se decía en su momento, ni la intención era circunscribir la violencia de género a las relaciones de pareja. De la temporalidad de la discriminación positiva ya no se habla y el diferente trato jurídico, a hombres y mujeres se ha extendido a todas las edades y todos los ámbitos, con dos escalas diferentes para juzgar según el sexo. Y ahí está la petición al Consejo General del Poder Judicial la petición para su ampliación a todas las relaciones entre el hombre y la mujer.

En un asunto tan delicado como la violencia de género recuerdo una campaña del Ministerio de Igualdad con el lema “Entre un hombre y una mujer maltrato cero” se pretendió pasar por iguales estas dos afirmaciones:

Ella dice: “De todos los hombres que haya en mi vida, ninguno será más que yo”
El dice: “De todas las mujeres que haya en mi vida, ninguna será menos que yo”

Como fácilmente se puede observar ambas afirmaciones admiten que ella pueda llegar a ser más que él, no así que él sea más que ella porque incumpliría ambas. Pero lejos de corregir, cuando se preguntó por dicha asimetría, se negó que tal lectura fuera posible y que solo desde la mala fe y el machismo se podía tener duda al respecto de que ambas suponían lo mismo.

Como ahora cuando algunas escriben cosas como: Todos las personas somos feministas, pretendiendo que se está diciendo algo diferente a aquellas expresiones xenófobas en las que se reservaba el título de personas para los de la propia tribu, siendo los demás los bárbaros, los extranjeros. No digamos ya ese situarse al margen del sistema y actuar como si el movimiento feminista no tuviera 200 años de existencia y la realidad circundante algo tuviera que ver con ellas o que otros estuviesen obligados a ofrecerles un mundo en el que sus infinitas exigencias estuviesen garantizadas.

Es muy cómodo tener siempre a “otro” para echar las culpas de lo mal que funciona el mundo. Es propio del nacionalismo ventajista, pero también de un feminismo que se niega a asumir su mayoría de edad y dejar de pensar que el mundo comienza y termina en ellas y los demás están para satisfacer sus deseos.

O sea que no, la falta de ética no se limita a: amenazar y atacar personalmente a investigadores que han defendido paradigmas alternativos a los de género, ocultar la evidencia de que la violencia es simétrica y que las mujeres también son perpetradoras y los hombres víctimas u ofrecer en los medios de comunicación una visión sesgada dando publicidad a la violencia que encaja con el paradigma de género (la masculina) y ocultando la violencia ejercida por la mujer.

El género es un paradigma político y en él la regla más frecuentemente usada es el todo vale si es en su beneficio.


16 mayo, 2018

Diferencias de género



Luego de leer esta documentada y razonada entrada de Pitiklinov, concluyendo lo único que desde la ciencia y los datos se puede concluir en relación con la llamada violencia de género, que se trata de una violencia  bidireccional y no unidireccional como se pretende, y que afecta tanto a parejas heterosexuales como homosexuales, lo que se me ocurre es que quizá lo único que al autor se le escapa es que en nuestras sociedades ese tema pertenece al terreno de lo ideológico y lo político  y no de la ciencia y la reflexión razonada y por eso su escrito es mucho más probable que lo que despierte sea persecución política e ideológica, como en sus mismas líneas se recoge que sucede con quienes se atreven a poner en cuestión el dogma de género, que una respuesta en su mismo nivel: académica, documentada y, desde los hechos y no la ideología.

Vivimos en la cultura de la imagen y como bien sabido es, una imagen vale más que mil palabras. El combate entre el silencio reflexivo, la toma en consideración de los datos  y la exposición razonada de unas conclusiones, tiene poco que hacer ante la contundencia y la inmediatez de una imagen. Si cuando alguien sorprende a un adolescente masturbándose lo que queda es la expresión de culpa y haber sido pillado del chico, y cuando a quien se sorprende es a una chica lo que queda es la tremenda indiscreción y asalto a la intimidad de quien observa, estamos ante una diferencia de género. Y confío en que lo anterior no suene a truco o juego de palabras, porque así  están consiguiendo que veamos las cosas. Se trata de hechos e imágenes muy similares pero en las que el foco de atención se ha desplazado  y con ello conseguido hacer dos lecturas completamente contrapuestas.

Las diferencias de género existen para ambos sexos: la esperanza de vida de los varones es entre 6 y 8 años menor, el fracaso escolar es masculino, el suicidio es entre 3 y 4 veces mayor en los hombres que entre las mujeres, los empleos de riesgo y esfuerzo los desempeñan los hombres, y un largo etcétera que no es ahora el momento de enumerar. Pero, por ejemplo, si cuando se habla de esperanza de vida, el resumen es parecido a esto: Los malos hábitos y la inclinación de los hombres por el riesgo son dos factores que explican la brecha entre la esperanza de vida masculina y la femenina. Es un hecho que las mujeres viven más, pero también que con peor calidad de vida que los varones. Se estará consiguiendo no solo neutralizar esa evidente desventaja de los hombres, sino darle la vuelta al asunto y presentarlas a ellas como las peor paradas.

Es más en la extrema izquierda, y en la que no lo es tanto, no existe ningún reparo en silenciar esa brecha entre hombres y mujeres, pero acudir a ella cuando de la diferente esperanza de vida de ricos y pobres se trata para presentarla como la mayor de las injusticias sociales. Y otro tanto de lo mismo con el suicidio que mientras se intentó ligar con la crisis económica entonces constituía la mejor prueba de la maldad del sistema, pero al observarse que no es así, sencillamente se ha olvidado el gravísimo problema de salud que representa y se lo ha desligado de cualquier connotación de injusticia social. Pensar en que algún día se pueda dar vuelta a esta curiosa forma de ver el mundo va a exigir mucho esfuerzo de atención a estos aparentemente pequeños detalles.

Podríamos continuar el análisis con la educación y en lugar de poner el foco en el fracaso escolar masculino resaltar la infrarrepresentación de las mujeres en las carreras técnicas, que es la mirada que están consiguiendo imponer, y en cuanto al trabajo olvidar que los empleos de mayor desgaste físico y emocional los desempeñan los hombres para denunciar la discriminación laboral femenina, o como sucede en el caso del suicidio declararlo tabú y así conseguir que se olvide un problema que silenciosamente se lleva al día la escalofriante cifra de 10 personas, de ellas entre 7 y 8 varones. El foco de género se ha impuesto en la observación de la realidad social y con ello la mirada ideológica y política de asuntos tan sensibles como la educación, la violencia, el empleo o los derechos políticos y jurídicos de las personas y mientras esto siga siendo así el magnífico análisis de Pitiklinov corre el riesgo de sufrir el mismo destino de tantos otros que con el paso de los años han acabado en la papelera del olvido. En nuestra mano debería estar exigir una rectificación a tanto desatino.